martes, 12 de febrero de 2008

ya que

Ya que los que no bailamos,
nos quedamos siempre al fondo
mecidos
en la vaciedad de una botella
verdes
de toda esperanza
casi vana.
Casi ,
por no decir sacrílega
de esta siempre suya música,
a razón
de algunos ángeles empedernidos
entre el perfumado y
sonoro vaho su trompeta
Cuando al borde
de la soledad y la tristeza
estos pies se mecen
en el silencio de una isla
medianamente vaga
Donde nosotros, náufragos,
-allá al fondo-.
atisbamos las señales
de ese humo repentino
como un viejo cigarro
que se apaga.

2 comentarios:

Neri Tello dijo...

ahora si Juan a escribir se ha dicho. Un saludo.

Carla Valdés Del Río dijo...

Mira con lo que me encontré, curioseando en internet. Te felicito por la iniciativa, un abrazo grande para tus versos.

Carla Valdés